domingo, 8 de junio de 2008

Lo que vale una guerra

El principal problema que deberá afrontar el futuro presidente de los Estados Unidos será la resolución de la crisis económica provocada por las dos aventuras bélicas emprendidas por el actual presidente Bush con unos costes descomunales que pervivirán durante décadas. Hablar de la economía de los Estados Unidos hoy y dentro de los próximos años es, inevitablemente, hablar de la política exterior de George W.Bush en Irak y Afganistán.

Armas de distracción masiva

En octubre de 2001, Estados Unidos bombardeaba Afganistán e iniciaba así una guerra que todavía dura. Año y medio después, en marzo del 2003, se producía la invasión de Irak, con el objetivo de derrocar el régimen de Saddam Hussein y encontrar unas supuestas armas químicas.
Estas armas fueron calificadas por el economista Paul Krugman, uno de los más críticos con el actual gobierno, como armas de "distracción masiva", al haber sido usadas por Bush para desviar la atención lejos de su desastrosa política económica.

Razones y armas aparte, la verdad es que sea Obama o no el futuro presidente del país, éste deberá enfrentarse a la alargada sombra de Bush y de su hipotecado legado económico, un lastre sin precedentes que condicionará al gobierno americano durante los próximos años. En un reciente libro, con el expresivo título de ´The Three Trillion Dollar War: The True Cost of The Iraq Conflict´, los economistas Linda J.Bilmes y Joseph Stiglitz han cifrado el coste real del conflicto. Para finales de 2008, calculan que el país habrá gastado más de 800.000 millones de dólares en Irak y Afganistán.

A todo ello hay que añadir unos costes futuros -pensiones para los veteranos de guerra, material militar para sustituir el dañado e intereses para pagar las enormes sumas de dinero pedidas para financiar la guerra -que hacen que a día de hoy el coste estimado de la guerra alcance los tres billones de dólares (tres ´trillones´ en la jerga económica americana).

Seguridad Social para 75 años

Además, hay que tener en cuenta que el coste se alargará durante muchos años después de terminada la guerra. Así pues, si en 1993 aún había veteranos de la Segunda Guerra Mundial cobrando sus indemnizaciones, en el caso de Irak se calcula que la siguiente generación de americanos gastará 600.000 millones de dólares en el cuidado de los veteranos durante años. Por otra parte, están los efectos económicos y sociales. Bilmes y Stiglitz atribuyen a Irak un incremento de entre 5 y 10 dólares por cada barril de petróleo y -lo que resulta más flagrante- afirman que el dinero invertido en la guerra habría financiado la Seguridad Social durante 75 años o cubierto la atención sanitaria para todos los niños de los Estados Unidos.

Sean cifras reales, aproximadas o exageradas, lo que es indiscutible es que la política exterior de Bush pasará a la historia como una de las más nefastas de la historia de los Estados Unidos, hasta el punto de que quizá hagan falta más de una y más de dos legislaturas para saldar la deuda que ha dejado y sigue dejando el triste episodio de esta guerra. Valiente papeleta para Obama o McCain.

Vía | elboletin.es
Imagen | David Leeson para Reuters en Dallas Morning News

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