domingo, 20 de abril de 2008

El modelo del petóleo está agotado

Interesante entrevista la que publica Jorge Riechmann en la Voz de Galicia. Jorge estudió Filosofía y es licenciado en Matemáticas y doctor en Ciencias Políticas. Pero su labor de investigación, a la que une la faceta de poeta, está encaminada hacia la ecología. Dos actividades que asegura están en su caso «muy conectadas» entre sí, como prueba la reciente publicación de sus poemas ecologistas bajo el volumen Con los ojos abiertos.

-¿Existe una mayor conciencia ecológica o es también utópico hablar de ello?

- Los seres humanos tenemos una capacidad de autoengaño impresionante. Y en la consideración de los problemas ecológicos hay mucho de autoengaño en estos últimos años. Hay
cada vez un mayor discurso ecológico y se supone que la gente tiene mayor preocupación. Pero en la práctica, lo que se está haciendo es muy poco y va trágicamente por detrás de lo que sería necesario hacer. Nos encontramos en una tesitura en la que nos jugamos la continuidad de lo que lo que entendemos por civilización. No es que los ecosistemas estén fallando, sino que estamos ejerciendo una presión insoportable sobre ellos y lo que está en juego no es la continuidad de la biosfera, sino de las formas de vida que ahora nos parecen valiosas y estimables. Los tres aspectos de esa crisis ecológico-social, que son el calentamiento climático, la crisis de los suministros energéticos y la crisis de diversidad biológica, están interconectados y van a hacer tambalear ese edificio que hemos construido. Somos sociedades culturalmente inmaduras. Nuestro comportamiento tiene bastante de niños mimados. El petróleo ha sido una trampa en la que nos hemos metido solos y tiene que ver con ese caramelo puesto a las puertas del colegio, para el que los niños no están preparados. Y lo que está pasando no tiene parangón en la historia biológica y geológica del planeta.

-Hay científicos que discrepan del cambio climático. ¿Es la excusa que buscan los políticos para no actuar?

-Bueno,
el consenso científico sobre el calentamiento es abrumador. El que haya algún extravagante -normalmente pagado por intereses concretos- que defienda otro punto de vista no quita al resto de ese consenso, que es muy sólido. Creo que el problema no es ni que no haya suficiente conocimiento científico ni que ese conocimiento no llegue a los niveles de toma de decisiones políticas, sino que lo que es necesario hacer es muy difícil. Requiere cambiar nuestra forma de consumir, de trabajar, de divertirnos o de viajar. Y de momento no hay voluntad real de cambiar esas cosas. Es imposible reducir nuestro consumo de combustibles fósiles si no cambia el modelo de transporte, o esa estructura económica global que hace que parezca normal que las mercancías se desplacen miles de kilómetros a lo largo del globo.

-¿En qué medida estamos utilizando en España las energías renovables?

-Depende si se incluyen las grandes hidroeléctricas o no, pero como en el resto del mundo, es un porcentaje muy pequeño. Cuatro quintas partes del consumo de energía primaria proceden de los combustibles fósiles, lo que equivale a un 80%.
Lo que nos tiene que entrar en la cabeza a todos es que no se trata de hacer pequeños ajustes, sino de que el modelo como tal no funciona. Por ejemplo, si no se cambia ese modelo de transporte individual motorizado por otro de transporte colectivo, por la bicicleta o caminar, no hay forma de hacerle frente al calentamiento climático. Eso obliga a vivir de otra manera, no puede haber distancias tan largas entre el lugar donde se vive y el que se trabaja, el lugar donde se duerme de las zonas de ocio. Ese modelo territorial es inviable.

Imagen | Jorge Riechmann
Vía | La Voz de Galicia

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